INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN SANTA FE LA VIEJA
Gabriel Cocco (*)

Introducción

Santa Fe la Vieja es un sitio arqueológico-histórico que posee características únicas y uno de los pocos en Sudamérica en donde se preserva, sin la superposición de construcciones posteriores, el registro arqueológico de una ciudad del periodo colonial temprano. La condición excepcional de este registro y su potencial informativo está dado por la conservación de gran parte de la traza urbana original, asociada a estructuras de tierra cruda de distintos tipos arquitectónicos y por la diversidad y variabilidad de conjuntos artefactuales de cerámica local y europea, metal, vidrio, lítico y restos faunísticos, correspondientes a la etapa de ocupación de la ciudad.

En el sitio Santa Fe La Vieja el uso del espacio urbano se extiende a lo largo de casi un siglo hasta su abandono definitivo; mientras que en periodos anteriores y posteriores a la ciudad se registran otro tipo de ocupaciones en el área.

Debido a que ninguna de las ocupaciones humanas posteriores afectó sustancialmente la antigua estructura urbana que Zapata Gollán localizó enterrada, en el sitio aún se conserva un área equivalente a las dos terceras partes de la traza fundacional y dentro de ella un conjunto importante de estructuras arquitectónicas y restos materiales producto de las actividades desarrolladas por los habitantes de la ciudad.

Las investigaciones arqueológicas en el sitio, comenzaron con el descubrimiento del mismo en 1949 por Agustín Zapata Gollán y fueron continuadas a partir de la década de 1970 por distintos arqueólogos profesionales. Estos últimos implicaron la excavación de áreas puntuales y restringidas y ya no de grandes extensiones, estimándose que en la actualidad el 65% del sitio aún no ha sido estudiado.

Pasados más de 50 años del descubrimiento del sitio, en este trabajo se realiza una revisión histórica de los estudios arqueológicos realizados por diferentes investigadores desde Zapata Gollán hasta la actualidad en base a la producción bibliográfica publicada.


El descubrimiento del sitio y las primeras excavaciones

Las excavaciones en el sitio fueron iniciadas en 1949 por Agustín Zapata Gollán en una loma alta ubicada a pocos metros de la barranca del río San Javier, en un área rural, al sur de la actual localidad de Cayastá. La elección del lugar para realizar las primeras exploraciones no fue casual, sino que estuvo basada en estudios previos de la documentación histórica, en la tradición oral que indicaba que allí se encontraba el antiguo asentamiento y en la frecuente aparición de restos arqueológicos dejados al descubierto por la erosión del río San Javier. A partir de estos antecedentes, Zapata Gollán comenzó los trabajos de excavación en “una loma, la de mayor altura entre una serie de lomas mas pequeñas, orientadas todas de norte a sur” donde se encontraba emplazado “El Monolito”, un pilar de mampostería colocado 1923 por el Gobernador de la provincia, Dr. Enrique Mosca con una placa en homenaje a Juan de Garay, el fundador de la antigua ciudad. En ese lugar se localizaron los primeros “escombros formados por el derrumbe de un techo de teja que cubría algunos fragmentos de muro de tapia y los cimientos...”. La continuidad de las excavaciones dió como resultado la localización de la iglesia y del convento de San Francisco y de los “sepulcros” ubicados dentro del recinto de esta iglesia.

La metodología empleada fue la excavación de trincheras con palas hasta localizar los muros de tapia. A partir de allí se fueron dejando al descubierto los distintos conjuntos de estructuras arquitectónicas de tierra cruda y restos arqueológicos correspondientes a la etapa de ocupación de la antigua ciudad de Santa Fe. La reconstitución de la planta primitiva sobre el terreno fue facilitada por el hecho de que, al ser trasladada la ciudad a su actual emplazamiento 90 años después de su fundación, se había seguido el modelo exacto del primer trazado. De esta manera, la documentación histórica y las excavaciones confirmaron las características regulares de la planta en cuadrícula que identificaron a Santa Fe como la primera ciudad planificada en la región del Río de la Plata.

Zapata Gollán, realizó el trabajo mas intenso entre los años 1949 a 1953, ya que en años posteriores solo realizó algunos trabajos menores (Ceruti 1983). Sus investigaciones se concentraron principalmente en las manzanas centrales, contiguas a la plaza de armas y luego se extendieron hacia el oeste y el norte del sitio. Las mismas dieron como resultado la localización de 49 ruinas de las que solo se excavaron 30, algunas de las cuales fueron identificadas como las iglesias de San Francisco, La Merced y Santo Domingo; el Cabildo; y las viviendas de don Cristóbal de Garay, Francisco de Páez, Juan González de Ataide, Alonso Fernández Montiel, del escribano Juan de Cifuentes, Manuel Ravelo y del maestro Pedro Rodríguez, entre otras.

Los trabajos de Zapata Gollán permitieron: la identificación del sitio localizado a orillas del río San Javier como las Ruinas de Santa Fe la Vieja; la reconstitución de la planta urbana primitiva en forma de cuadrícula (tomando como base el plano de la ciudad trasladada a su nuevo emplazamiento que siguió el modelo exacto del primer trazado) y la recuperación del material arqueológico que forma la mayor parte del acervo del museo de sitio y del museo Etnográfico y Colonial de Santa Fe.

En cuanto a los distintos tipos de items arqueológicos recuperados, la mayor parte provienen de los basureros ubicados dentro de los solares de cada manzana (Ceruti op. cit.). De estos, se conservaron solo los artefactos de cerámica, vidrio, metal y lítico. Los mismos fueron depositados en cajones y almacenados en los depósitos del Museo Etnográfico, otros fueron expuestos en las salas de los Museos pertenecientes al Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales y otros fueron dejados in situ en relación a las estructuras arquitectónicas. Debe tenerse en cuenta además que la metodología empleada en la época –excavación con pala sin control estratigráfico- posibilitó que únicamente se conserven las referencias de la manzana y solar donde fueron hallados los artefactos.


Continuidad de las investigaciones en el sitio

Con posterioridad a los trabajos llevados a cabo por Zapata Gollán, distintos arqueólogos profesionales han realizado nuevas investigaciones. Estos últimos implicaron la excavación de áreas puntuales y restringidas y ya no de grandes extensiones, estimándose que en la actualidad el 65% del sitio aún no ha sido estudiado. No obstante, solo unos pocos arqueólogos realizaron nuevas excavaciones, muchos otros trabajos estuvieron centrados en el estudio de distintos tipos de materiales arqueológicos recuperados a lo largo de los últimos 50 años en el sitio.

Estos nuevos estudios arqueológicos fueron realizados desde diferentes perspectivas teórico-metodológicas y estuvieron orientados a: definir con mayor precisión el carácter de la ocupación humana en determinados sectores del sitio (Vulcano y De Brito, 1982); a establecer la filiación cultural y étnica de los grupos sociales que ocuparon el sitio, su distribución poblacional y la identificación y distribución de patrones arqueológicos (Carrara, 1996, 1997 1998); a estudiar la evidencia del contacto hispano indígena a través de los artefactos de cerámica (Ceruti 1983); a estudiar los procesos de formación cultural del registro arqueológico en Santa Fe la Vieja (Zarankin, 1995); a realizar estudios de impacto y estudiar la variabilidad en la distribución espacial de los ítems arqueológicos (Cocco et al., 2001; Cocco, 2002); a estudiar procesos de formación y transformación de sitios (Cocco et. al 2001, Tardivo, Cocco, Scarponi 2004); y a realizar estudios tecnológicos y tipológicos de artefactos cerámicos (Carrara y De Grandis 1995, Ceruti 1983, Vulcano y De Brito 1980, Schávelzon 2001, Zarankin 1995, y Cocco et al. 2000).

Los primeros estudios fueron llevados a cabo por el Licenciado Carlos Ceruti, quien trabajó en el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales entre 1974 y 1976 investigando el problema del contacto hispano-indígena a través de sus evidencias en la cerámica.

Su trabajo abordó el estudio de esta problemática a partir de un análisis tecno-tipológico de la cerámica, clasificándola de acuerdo a diferentes tipos de tradiciones “indígenas”, “europeas” e “hispano-indígenas” (Ceruti 1983). El mismo fue realizado en base a materiales recuperados en las excavaciones llevadas a cabo por Zapata Gollán.

Por otra parte, hizo un estudio de las “tinajas” procedentes del sitio, como evidencia del comercio y transporte del vino (Ceruti op. Cit.).

Posteriormente, entre los años 1980 a 1982 los arqueólogos Cristina Vulcano y Alvaro De Brito, miembros del equipo de la Misión de la Organización de Estados Americanos, realizaron nuevos trabajos en el sitio. Sus objetivos principales fueron definir con mayor precisión el carácter de la ocupación humana en determinados sectores del sitio y profundizar la investigación arqueológica con métodos y técnicas modernos en áreas hasta ese momento no estudiadas (Vulcano y De Brito 1982). Realizaron recolecciones de material de superficie y excavaciones sistemáticas en el sector noroeste de la manzana XXXVIII. Como resultado ello, localizaron una estructura habitacional y restos arqueológicos que corresponderían a un sector anexo a la vivienda principal vinculado a funciones económicas tales como una cocina o un saladero (Vulcano y De Brito op.cit.).

Catorce años después, en 1990, se firmó un convenio de mutua colaboración entre la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Santa Fe y la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR. En este marco, la Profesora Maria Teresa Carrara retomó los estudios en el sitio, formando parte de un PIP CONICET dirigido por la Prof. Nidia Areces, destinado revalorizar las Ruinas de Santa Fe la Vieja.

Carrara había realizado sus primeros trabajos los había en 1976, cuando estudió de parte de la colección de piezas enteras recuperadas por Zapata Gollán y realizó ocho sondeos estratigráficos en el sitio.

En el mencionado PIP se planteaba trabajar conjuntamente en el estudio interdisciplinario en las Ruinas de Santa Fe la Vieja; para ello se realizaron estudios arqueológicos exploratorios consistentes en sondeos estratigráficos en el sitio. A partir de esto, se analizó la distribución poblacional en base a la adscripción cultural de artefactos cerámicos a los diferentes grupos étnicos que convivieron en el sitio (Carrara 1995, Carrara y de Grandis 1992). Las investigaciones posteriores –que continúan en forma discontinua en la actualidad- se realizan en el marco de un programa de arqueología histórica. De acuerdo a Carrara (1997), la primera fase de este programa está orientada a estudiar la vida cotidiana en Santa Fe la Vieja y tiene el objetivo de identificar patrones que se presentan en el material de la vida doméstica para acceder al conocimiento de la estructura, su cronología y su función. Para ello se realizaron prospecciones geoeléctricas (Ponti et. al 1996) y excavaciones en el solar de Hernando Arias Montiel (Carrara y de Grandis 1997). Complementariamente, especialistas en otras áreas –arquitectura, ingenieria e historia- han realizado estudios tipológicos de cerámica importada (Schavelzon (2001), arqueología subacuática (García Cano y Valentini 1997) y conservación de artefactos metálicos (Pifferetti 1993).

En 1994, Andrés Zarankin, realizó su tesis de licenciatura a partir del estudio de materiales provenientes de las excavaciones realizadas por Zapata Gollán y Vulcano y de Brito en el sitio. Enmarcado en la perspectiva de la arqueología histórica urbana, su trabajo se centró en el estudio de los procesos de formación cultural del registro arqueológico en Santa Fe la Vieja, con el objetivo de establecer una correlación válida entre el comportamiento humano y los artefactos, y su relación con la estratificación social. Para ello se aplicaron modelos de centro-periferia y de cambio cultural en SFLV “como herramientas teórico metodológicas, destinada a integrar de manera válida la información generada a partir del estudio de distintos aspectos relativos a la cultura material” (Zarankin 1995).

Si bien su trabajo se vio limitado al estudio de materiales excavados por otros investigadores, sin poder realizar nuevas excavaciones, se dejaron planteadas nuevas vías de investigación que no habían sido abordadas hasta ese momento.

En el año 1998, un equipo de arqueología conformado por los Licenciados Gabriel Cocco y Laura Pérez Jimeno y los entonces estudiantes Guillermo Frittegotto y Mariela Gallego realizó estudios de impacto previos a la construcción de obras de cubiertas protectoras Los trabajos se desarrollaron en el marco de la Licitación Pública Nº 09/97 de la Dirección Nacional de Arquitectura, obra "Cubiertas protectoras, Ruinas de Santa Fe la Vieja, Cayastá" y afectaron a los solares de Cristóbal de Garay, Francisco de Páez, Alonso Fernández Montiel y Juan de Cifuentes.

Los estudios realizados –en solares que ya habían sido trabajados por Zapata Gollán- consistieron en excavaciones sistemáticas con control estratigráfico, que permitieron recuperar distintos tipos materiales arqueológicos conservando su grado de asociación. Posteriormente, con el fin de estudiar la distribución espacial ínter e intra solar de los items arqueológicos recuperados, se llevó a cabo una clasificación cualitativa y cuantitativa de los materiales (cerámica, óseo, lítico, metal y vidrio) y se compararon muestras provenientes de diferentes sectores de cada uno de los solares teniendo en cuenta los procesos culturales y naturales de formación de sitio (Cocco et. al 2000).

Debido a las características del trabajo -un estudio de inmpacto- los mayores esfuerzos se concentraron en lograr una optimización de las técnicas de recuperación de los materiales, debido a que estos no son solo un testimonio, sino que poseen un gran potencial informativo que podrá ser aprovechado en la medida en que se continúen las investigaciones. A partir de los datos obtenidos de la excavación de más de 76 cuadrículas, se realizó el análisis de los materiales teniendo en cuenta aquellos atributos que son relevantes para explicar la naturaleza y variabilidad del registro arqueológico (Cocco et. Al 2000).

Posteriormente, ya en el año 2001, se realizaron excavaciones en el solar donde se ubica la casa ambientada “Vera Muxica”-en la Manzana XL, solar noroeste-. Si bien esta se construyó en el mismo solar donde se encontraba la “Casa Réplica” que había hecho construir Zapata Gollán, se consideró necesaria una intervención arqueológica previa, que dio como resultado la recuperación de una concentración de items arqueológicos en un sector lindante a la calle.

Estos estudios de impacto, fueron realizados en áreas puntuales y no tuvieron continuidad en el tiempo. No obstante, a través del análisis de los materiales se formularon múltiples líneas de investigación que podrían ser abordadas en futuras investigaciones. “En el análisis de la cerámica se evidencian nuevas líneas de investigación que tienen que ver con los procesos de producción cerámica. Debido a la complejidad y variabilidad del registro cerámico, se planteó que sería importante trabajar en la reconstrucción de las cadenas operativas de la manufactura cerámica, partiendo de la base de que los fragmentos recuperados en los cuatro solares muestran una gran variabilidad de formas y técnicas de aplicación que evidencian diversas características formales de desempeño” (Cocco et. Al 2000). En cuanto a los análisis faunísticos, constituyen uno de los aspectos menos considerados en los estudios realizados en el sitio. Se plantearon algunas líneas de análisis en donde se parte de la identificación de grupos taxonómicos y anatómicos y que marca algunas tendencias en cuanto a la variabilidad y estado de conservación del registro faunístico (Cocco et. Al op cit).

Por otra parte, como lo señala Zarankin (1995), no se conocen antecedentes publicados enfocados a estudiar los procesos de formación natural en Santa Fe la Vieja. En relación a esto, sería necesario realizar investigaciones que apunten a analizar los procesos intervinientes en la formación cultural y natural del registro arqueológico en distintas escalas.

En este sentido, en el año 2002 se comenzó con la aplicación de un SIG para analizar los procesos hídricos a escala regional y local centrados en la evolución de cauce del río San Javier con respecto a los límites este y sur del sitio. La aplicación de esta herramienta posibilitará el monitoreo del sitio, ya que el diseño y la implementación del SIG contempla la obtención e integración de datos provenientes de relevamientos cartografícos, topograficos y geodesia satelital, teledetección aérea y espacial y aporte de estudios interdisciplinarios para la conformación de capas de información temática, orientado hacia la caracterización de elementos y valoración de criterios de análisis e interpretación espacio-temporal (Tardivo, Cocco, Scarponi 2004).

En suma, en distintas escalas, el registro arqueológico de Santa Fe la Vieja puede ser estudiado como el resultado de una serie de procesos culturales que se sucedieron en el período colonial temprano, en donde se produjo la interacción de grupos humanos de origen diferente que convivieron en un mismo espacio urbano durante casi 100 años. Donde los determinantes de la actual estructura del registro arqueológico que se conserva en el son los procesos culturales sumados a los agentes naturales de formación y transformación de sitio que actuaron a lo largo del tiempo -principalmente a partir de su abandono en el siglo XVII-.


Estado actual de las investigaciones arqueológicas en el sitio.

En las etapas posteriores a Zapata Gollán, las investigaciones en el sitio se han desarrollado de manera discontinua, pero han abierto numerosas líneas de investigación desde diferentes perspectivas de la arqueología moderna.

Si bien se pueden establecer diferencias entre los metodológicas entre los trabajos realizados por Zapata Gollán y los posteriores, se debe tener en cuenta el contexto histórico de cada época. Sin duda, el mayor valor de Zapata Gollán es el hecho mismo del descubrimiento del sitio y su gran manejo de la documentación histórica, que junto con las excavaciones permitieron identificar a Santa Fe como la primera ciudad planificada en la región del Río de la Plata. Asimismo, las posibilidades que ofrece para la investigación el sitio en la actualidad están dados por los esfuerzos realizados en su conservación y su puesta en valor, que destacan al sitio sobre otros de características similares en Sudamérica.

Los estudios posteriores y actuales, realizados por arqueólogos profesionales, se encuentran enmarcados en diferentes perspectivas teórico-metodológicas de la arqueología contemporánea. Desde distintos marcos de interpretación, la complejidad y variabilidad de los materiales que componen el registro arqueológico de Santa Fe la Vieja y la buena conservación del sitio hacen posible analizar diferentes aspectos de la vida en un contexto urbano en Sudamérica durante el período colonial temprano. La forma de adaptación al medioambiente, la utilización de nuevos recursos materiales, el uso diferencial del espacio y la diferenciación social se manifiestan de distintas maneras en el registro arqueológico. Asimismo, desde una perspectiva regional, la utilización de un espacio con características particulares a través del tiempo y el diferente uso que realizaron del mismo los grupos humanos que lo habitaron desde el período prehispánico hasta el período colonial (Cocco, Feuillet, Campagnolo 2004).

Por otra parte, debería adoptarse una perspectiva bioarqueológica al estudio de los restos óseos humanos situados en el interior de las estructuras de las iglesias de San Francisco, La Merced y Santo Domingo. Esto es, considerar a este tipo de registro como parte de registro arqueológico y no estudiarlo por separado de este.

Sin lugar a dudas, Santa Fe la Vieja constituye un sitio arqueológico de características únicas, que por su grado de conservación debería ser estudiado por numerosos investigadores que, desde diferentes perspectivas, aborden distintos aspectos del registro arqueológico de una ciudad del periodo Colonial Temprano.


Notas:

(*)GABRIEL COCCO

Licenciado en Antropología (orientación Arqueología). Doctorando en Humanidades y Artes con mención en Antropología, UNR. Encargado del Área de Arqueología del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales de Santa Fe. Miembro de la Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina. Miembro del Centro de Estudios Hispanoamericanos de Santa Fe. Autor de diversas publicaciones científicas sobre arqueología de cazadores recolectores y arqueología de momentos históricos en Santa Fe.

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- Schavelzon D. 2001. Catálogo de cerámicas históricas de Buenos Aires (siglos XVI-XX). Con notas sobre la región del Río de la Plata. Buenos Aires, EVM.

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- Zapata Gollán, A. - 1981 La urbanización hispanoamericana en el Río de la Plata. Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, Santa Fe.

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