Recibir un nuevo miembro de número es para nosotros un acontecimiento. Designado en la asamblea que este centro de estudios realizó en abril último, César Actis Brú era ya un eficiente colaborador del Departamento Etnográfico y de la revista América, en tareas que hasta hace pocos meses desempeñaba Horacio Caillet Bois.

Al ser nominado de acuerdo con la norma de los estatutos, César Actis Brú recibió el consenso del plenario, no sólo por sus aptitudes intelectuales, sino también por tratarse de una presencia grata a todos, de donde, por conocimiento, sensibilidad y simpatía, pensamos que la incorporacón fortalecerá al Centro en sus valores y propósitos.

Nacido creo que accidentalmente en Tandil (olvidamos ya en qué año, aunque no hace mucho tiempo de eso), lo trajeron sus padres por primera vez a Santa Fe cuando tenía 6 meses; pasa luego la familia a Concepción del Uruguay, donde transcurren sus años de infancia y por último, ya adolescente regresa en 1956 a nuestra ciudad para convertirse en un santafesino "de veras", un "santafesino del sur", como cantó en su poema "Otoño":

"Un perfume a neblina/ se levanta en tu noche, / barrio mío en el sur/ perenne y húmedo, // citrus sobre mayo/ con los brazos abiertos/ al dominio secreto/ de los aires nocturnos."

Entregado por necesidad espiritual a la literatura, ya en sus inicios de narrador, obtuvo el premio "Mateo Booz" de la Asociación Santafesina de Escritores en 1969. Un año después, el jurado del Premio Municipal de Santa Fe recomienda la publicación de los cuentos reunidos en "Crónicas del tiempo gentil" y en 1972 participa con escritores de Santa Fe y Entre Ríos, en el libro antológico "De orilla a orilla".

Alternando la narrativa y la poesía, da a conocer de allí en más: "Flores del año" (1973), "El disco volador y otras historias" (1975), "Con las mismas palabras" (1976), "Canción triste" "Mínima palabra" en 1979. Quedan numerosas notas exegéticas, comentarios de libros y breves ensayos sobre diversos temas, en las páginas de diarios y revistas.

Vocado por la religión y la poesía, en ambas necesidades espirituales funda la obra que es su vida, en unidad de inspiración estética y valor moral. "Una vocación es un acto de amor; no es una carrera profesional" -escribió Graham Greene en uno de sus libros. Amor, deseo renovado, sed invicta, César Actis Brú tiene el don de la palabra para manifestar en un poema sus creencias, sus apetencias, sus tribulaciones (si la hay), sus felicidades -digo esto en plural que son más de una en su situación de esposo, de padre, de diácono, de escritor:

"De Mí/ nacieron los poemas/ graves y extensos/ como la vida.// De Mí/ nacieron hombres/ y universos/ breves y alegres/ como sueños.// De la vida,/ del hombre, / del universo y el sueño, // renazco siempre, / pero pequeña, / mínima y desnuda/ como un poema tuyo." -escribió.

Decía Monseñor Zaspe en su epílogo a "Mínima palabra", que "Nuestra época ha perdido el sentido del misterio. Pero no se priva impunemente a una civilización de estas zona profundas en las que alimenta sus energías vitales (…) Toda palabra honda tiene resonancias de luz y de sombras por ser profunda y por ser búsqueda de profundidades. El poeta cristiano es un testigo del misterio y un proclamador de su secreto (…) César Actis Brú, en esta etapa de su creación literaria, bucea explícitamente en el misterio de Dios, la inspiración de su vocación de poeta".

Hacer-se leer y "ser leído" en el misterio de la existencia, es obra y misión de un poeta genuino. Creo que César Actis Brú lo es y, en este sentido lo recibo esta noche en nombre de todos, como miembro pleno de nuestra institución. Mucho esperamos del narrador, del poeta y el estudioso de la palabra, pero también y, en lo esencial, del hombre que contribuirá con sus inspiraciones, con su galanura, con su modestia, con su voluntad de servicio, a cimentar los propósitos de este Centro que Don Agustín Zapata Gollán fundó para descifrar en sutil confluencia de la etnografía y la historia, los misterios de la vieja Santa Fe.