POLITICA POBLACIONAL IMPULSADA DESDE
LA FUNDACION DE BUENOS AIRES HASTA LA DE CORRIENTES
Hebe Livi

JUAN DE GARAY

Desde el momento en que Juan de Garay llega a Asunción en 1569 se convierte en la figura espectable de la Gobernación. Hombre hábil y enérgico sabe mantener esas virtudes en todo momento. Cuenta con el apoyo de los "viejos conquistadores" y de los "rudos mancebos de la tierra". Todo se presenta como para ser el verdadero líder del Rio de la Plata, tal como realmente lo es entre 1578 y el momento de su muerte en 1583.

Al regreso de Charcas, en donde debe arbitrar las medidas necesarias para cumplir con las disposiciones testamentarias del Adelantado Juan Ortiz de Zárate, la primera ciudad que toca en el Río de la Plata es Santa Fe. Comprueba el estado del gobierno, ratifica o rectifica todo lo necesario, y continúa viaje a Asunción, donde cumplirnenta las mismas actividades que en Santa Fe, más la de disponer que el Capitán Ruiz Díaz Melgarejo recorra la costa del Paraná y tras fundar Villa Rica del Espíritu Santo establezca otras poblaciones a orillas del río Gubay. También emprende exitosas acciones contra una poderosa sublevación guaranítica, encabezada por el cacique Oberá.

Así llega a 1580 y Garay está libre para continuar la misión fundamental de su vida. "abrir puertas a la tierra".

ABRIR PUERTAS A LA TIERRA

Los historiadores dicen y repiten incansablemente que la fundación dc Santa Fe tiene por finalidad la de "abrir puertas a la tierra". Pero pocos nos aclaran, a qué tierra?.

Para comprender los motivos que llevan a la serie de fundaciones de ciudades emprendida desde Asunción y concretada con la obra de capitanes de la jerarquía de Juan de Garay, primero y de Hernandarias, después. Se hace necesario ubicarnos en la medianidad de la centuria del siglo dieciseis y realizar un análisis de la situación de la región sur de América Meridional, en esa época.

La costa paranaense está casi libre de población española. Un simple punto en el mapa marca la existencia de Santa Fe, situada a más de 840 kilómetros del poblamiento hispano fluvial mas cercano: Asunción, ya 350 de la hermana pero competitiva Córdoba de Andalucía, con la que desde los primeros momentos de sus fundaciones mantiene conflictivas situaciones.

Asunción es el centro de irradiación de ciudades. Los objetivos que mueven a los asunceños es doble. Por una parte la búsqueda dc mejor y más rápida comunicación con España, al par que más segura, con ahorro de miles de kilómetros. Por la otra, obtener contacto con las inmensas riquezas del Perú, previo paso del altiplano andino.

En cuanto al primer objetivo, tiene dos instancias. El intento original es la ruta terrestre que partiendo de Asunción atraviesa el Juairá para, a través de selvas espesísimas y montañas abruptas, llegar a la costa Atlántica, a la altura de Santa Catalina. Ontivero y Ciudad Real son pasos de este intento. Pero el medio geográfico, por un lado, las disposiciones oficiales hechas con desconocimiento de la realidad a miles de leguas de distancia y decenas de días peligrosos de viaje, impiden su concreción. La vista se pone en otra dirección. La segunda instancia está dada por la vía fluvial, utilizando los ríos Paraguay, Paraná y Plata, sin puerto seguro ni comunidades amigas en sus costas.

El segundo objetivo esta en práctica desde la misión que Mendoza confía a Ayolas y que cuesta la vida a todos los que la enfrentan. La selva impenetrable, los ríos y bañados y las alimañas salvajes son algunos de los inconvenientes que hacen dejar este intento.

LA RUTA DEL SUR

La ruta del sur comienza con la fundación de Santa Fe. Situada en punto de confluencia del camino al Perú, por Tucumán, y a España, por la salida fluvial, sirve tanto para una como para otra finalidad. La comunicación con Perú queda asegurada y se soslaya, por el nuevo camino, la inhóspita selva chaqueña, pero los puertos españoles siguen tan lejanos como antes y poca es la ayuda que Santa Fe puede ofrecer. Se hace necesaria un atalaya autosuficiente en el Estuario.

Así lo comprende Juan de Garay. El autor de la fundación de Santa Fe considera que es necesario completar su obra y sugiere al supuesto adelantado Juan Torre de Vera, le autorice a a poblar un punto en el estuario platense.

De la información de Servicios de Juan de Garay, levantada en 1596 a Instancias de Hernando Arias de Saavedra, su yerno, surge claramente el pensamiento que mueve a los conquistadores del Río de la Plata, respecto a los lugares donde se hace necesario establecer ciudades, y las causas que sustentan cada uno de los sitios poblados. Así se traduce en el itemns 8, de esa información, cuando dice "el dicho Capitán Juan de Garay siempre sirvió a su Magestad en todo lo que se ofreció, con mucho riesgo de su persona por estar la dicha ciudad (Asunción) tan sola sin tener trato ni comercio con los reinos de España, ni con los del Perú ni otra parte alguna; pidió al capitán Martín Suárez de Toledo le diese la población de los Timbúes porque convenía al servicio de su Magestad por el trato y comunicación de la gobernación de Tucumán y de la dicha Ciudad de Asunción todo con ánimo de aumentar la real Corona y abrir caminos para que Su Magestad tuviese aviso del estado de la tierra de la dicha poblaciones y descubrimniento"(l).

El resultado de la fundación de Santa Fe y Buenos Aires está dicho, también, en la misma información, cuando Simón Jackes, conquistador viejo, dice: "Que save y ha visto este testigo que el dicho General Juan de Garay hizo gran servicio a Dios nuestro Señor y a su Magestad y mucho bien a todas estas provincias y reinos del Perú y Brasil en hacer la dicha población la que save porque por la dicha ciudad (Buenos Aires) es todo el trato y comercio que al presente anda de que ha redundado de mucho bien a estas provincias" (2). También cuando Juan Cantero, escribano público del cabildo de Asunción, expresa: "Y que en hacer la dicha población (Santa Fe) el dicho Juan de Garay comenzó a tener esta Ciudad (Asunción) trato con la gobernación de Tucumán y con el Perú y fue la primera puerta que esta ciudad y provincia tuvo, de que le ha redundado mucho bien y provecho" (3).

FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES

Los historiadores han efectuado estudios minuciosos, siguiendo paso a paso la actividad de Garay, en la preparación de todo lo referente a la fundación de Buenos Aires, en proximidades del viejo sitio de Mendoza.

Cuando se pregona la repoblación de Buenos Aires, son más de sesenta los que se alistan, predominando los mancebos de la tierra, cumplimentandose, así, con otras de las finalidades de todas las fundaciones asunceñas; desagotarla de esos mestizos, surgidos de la unión de razas, que van superando en forma alarmante el número de españoles y cuya habilidad, rebeldía y valentía hacen peligrar la endeble paz política existente en Paraguay. Esta es la solución que se busca, entre otras, al fundar Villa Rica del Espíritu Santo, en la región del Guairá, y Santiago de Jerez, en la zona de los indios ñuaras.

De su propio peculio Garay reúne "mil caballos, quinientas vacas y otros ganados menudos" (4). Los compañeros de esta nueva expedición colaboran con su parte y es así como nada cuesta a las Cajas Reales.

El 9 de marzo dc 1580 sale Garay, embarcado, desde Asunción. Llegado a Santa Fe se encuentra con los expedicionarios, entre los que se halla su hijo natural, Juan. El número de conquistadores se aumenta con pobladores de Santa Fe. Ya ultimado los detalles faltantes parten rumbo al Río de la Plata. Antes del 28 de mayo se encuentran en el rio de Las Palmas y el 11 de junio de 1580 firma el acta de fúndación de la ciudad de Buenos Aires, según el reconocido nombre actual,"... tan necesaria y conveniente para el bien de toda esta gobernación y el Tucumán", según las palabras de su fundador (5).

Tomado puerto el diado la Santísima Trinidad, es motivo para que la Ciudad lleve la denominación de Santísima Trinidad, puerto de Santa María de Buenos Aires.

Al llegar los expedicionarios al lugar definitivo, comienzan las labores previas a la fundación. Lo primero es buscar el lugar más adecuado. El sitio elegido presenta un riacho que les puede servir de puerto y en las proximidades existe un terreno alto, fértil, seco para la nueva población. La experiencia de Don Pedro de Mendoza tiene ya demostrado que los terrenos bajos quedan expuestos a frecuentes inundaciones y no resultan saludables por el estancamiento de las aguas de lluvia. Garay es buen conocedor de la zona, ya lleva realizadas varias expediciones por diversos motivos, por lo que poco le cuesta determinar el lugar de fundación. Además le acompañan tres miembros de la trágica expedición que 39 años antes realiza Don Pedro de Mendoza.

Uno de esos tres expedicionarios es Antonio Thomás quien no sólo da la traza de la actual Buenos Aires, sino que también es el elegido por Juan de Garay para ser testigo de otra de sus fundaciones, ya lo es de la de Santa Fe, suscribiendo el acta correspondiente.

El acto de fundación de la Ciudad está rodeado de todas las formas solemnes establecidas en las Leyes de India y, sobre todo, en la Ordenanza de Población de Felipe II. Sesenta y cuatro son los vecinos fundadores de la Ciudad, aun cuanto son muchos más los presentes en el acto. Lo que pasa es que estos más no reunen las condiciones de avecindamiento o son vecinos de otra ciudad.

Entre las sesenta y cuatro personas de armas tomar, que con caballos y ganados van con Garay, hay una mujer: Ana Díaz, símbolo de la abnegación femenina incorporada a la magna empresa fundadora y colonizadora.

Cada uno de los vecinos recibe cinco lotos de tierra: un solar dentro de la Ciudad, una cuadra, una huerta, dos pedazos de tierra para estancias:

uno en el término superior del río, que medianamente miden 400 varas de frente por una legua de fondo y otro en la parte inferior del río, con una extensión de 500 varas por legua y media. La propiedad definitiva de estas tierras se adquiere a los cinco años de residencia en la ciudad, un año más que lo habitual en América de entonces, Ana Díaz, aunque no reúne los requisitos para avecindarse, recibe su solar y tierras.

PRIMERA O SEGUNDA FUNDACIÓN?

Un punto a considerar es si puede o no hablarse de "Segunda fundación de Buenos Aires", tema ya discutido y considerado ampliamente.

Si se aduce que don Pedro de Mendoza funda Buenos Aires por primera vez, lógicamente la de Juan de Garay debe ser la segunda.

En las capitulaciones firmadas por Carlos I en 1534, en Toledo, con Pedro de Mendoza, lo que se autoriza es una empresa militar, integrada por militares, y en el Río de la Plata debe levantar cuatro fortalezas, casas fuertes, asientos militares, La única población dentro de la jurisdicción es donde Mendoza debe residir, para la que el Rey designa los regidores, cuyos nombres no aparecen en el listado de personas que integran esa expedición.

El caracter militar está confirmado en una Cédula Real, posterior, dirigida a las autoridades militares para que compeliesen el enrolamiento de ciertos andaluces para la defensa de las costas marítimas. Además, al arribar a Canarias, por convenio con conquistadores de estas islas, se agregan a la flota tres navíos más, en los que están embarcadas tres compañías de soldados, armas, municiones y vituallas. Ruiz Díaz de Guzmán en su crónica "La Argentina" nada dice de las ceremonias y formalidades que trae aparejada la fundación de una ciudad, y nada existe que acredite su realización. No se conoce acta de esa posible fundación, designación de cabildantes, ni de los demás requisitos que exigen las Leyes de Indias. Si, eventualmente se hubiere hecho, estaría fuera de las facultades que el Rey le tiene acordadas. Quienes han estudiado en profundidad la trágica expedición de Don Pedro de Mendoza están acorde en que "no fundó ciudad ni pueblo alguno. Instaló eso sí, asientos militares, casas fuertes, de acuerdo a sus capitulaciones, pues la suya fue, esencialmente, una misión militar" (6).

LLEGA EL GANADO

Pasando unos días la población engrosa. Dirigidos por Hernando Arias de Saavedra llegan dieciséis hombres conduciendo el ganado. Un nuevo aumento poblacional está dado poco más adelante, cuando Juan de Espinosa llega con la expedición de las mujeres y los hijos de los venidos con Garay, en la que también se transportan los enseres familiares.

Las familias están reunidas y el trabajo se intensifica. La ciudad poco a poco se va organizando y las toscas casas se van construyendo.

La latente amenaza del aborigen se hace realidad reiteradas veces. Garay y el grupo de gente armadas son los encargados de la defensa del incipiente núcleo poblacional. En esta tarea, el fundador tiene un eficaz elemento en Hernando Arias de Saavedra.

HERNANDARIAS

Hernando Arias de Saavedra, vulgarmente apodado Hernandarias, no aparece en el padrón de vecinos agraciados con solares, ni en el alarde de Asunción. Su carácter de menor de edad lo impiden, pero eso no es inconveniente para afrontar la responsabilidad que se le encomienda. Debemos detenernos en este personaje porque su actuación en las fundaciones posteriores asilo requieren.

Hijo de Martín Suárez de Toledo y de doña María dc Sanabria y Calderón, es nieto de Doña Mencía Calderón, esposa de Juan de Sanabria, designado Adelantado del Rio de la Plata al tener noticias el Rey de la deposición y encarcelamiento de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca en Asunción. Ante la muerte del designado Adelantado, te hereda su hijo Diego. Al frente de la expedición se pone doña Mencía y en tres buques transpona a diversas familias, algunas mujeres solteras y viudas y a sus propias hijas. Al llegar a la costa brasileña, diversos inconvenientes en los navíos le obligan a recalar y permanecer durante largos meses, en cuyo transcurso se producen pequeños desprendirnientos que inician la ruta terrestre hacia Asunción. Durante esta misma época, doña Mencía deja fundada la ciudad de San Francisco, en la isla Santa Catalina, la que durante algún tiempo crea gran inquietud a los portugueses americanos. Finalmente, todos los expedicionarios emprenden el camino a Asunción, donde a su llegada se incorporan a la vida de la Ciudad.

Nacido en la tierra, Hernandarias tiene un buen ganado prestigio entre los españoles y una reconocida autoridad sobre los revoltosos mancebos.

Parte de Asunción a principios de 1580 como uno más de los dieciseis hombres que a órdenes de Alonso de Vera y Aragón "Cara de Perro" deben conducir el ganado para la nueva fundación emprendida por Garay. Llegan a Santa Fe en mayo. Vera y Aragón debe trasladarse a Córdoba ante un rumor que el supuesto Adelantado Juan Torre de Vera y Aragón llegaría a esa Ciudad. Queda al mando del grupo Hernandarias. En junio, apenas producido el motín conocido con el nombre de Revolución de los Siete Jefes, continúan viaje a Buenos Aires, a donde llegan a principios de octubre. Seis meses permanece prestando servicios en Buenos Aíres. Bajo las órdenes de Garay realiza expediciones de sometimiento a los aborígenes lugareños.

EL ESCUDO Y EL PATRON DE BUENOS AIRES

Paulatinamente Buenos Aires se va organizando. El cabildo comienza a sesionar y los vecinos se ocupan de establecer mejores viviendas.

Una solicitud de la autoridad local lleva a Garay a dotarla de un escudo de armas. Casi simultáneamente, otra medida tiende a dejar establecido otro soporte de la Ciudad: la designación del Santo Patrono.

Juan de Garay demuestra estar exento de toda vanidad. Es costumbre que el fundador de una ciudad la dote de su propio patrón o algo ligado a él, como una forma de trascender, Garay no lo hace y en un sorteo se determina el Santo Patrono de Buenos Aires. Según la tradición, al salir sorteado San Martín de Tour, por tratarse de un santo francés se vuelve a sortear y por tres veces sale el mismo nombre. Seguramente Juan de Garay se debe sentir muy alagado por esa forfuita recompensa. Es un santo muy conocido por él y en su niñez muchas veces ha concurrido a su fiesta. Se celebran en proximidades de su natal Villa de Losa, en San Martín de de Losa. Este pueblo es de singular importancia en esa época. Fundado en el 853, a poco de iniciarse la reconquista de España contra los árabes por el abad Pablo, queda bajo el patrocinio de San Martín. De él dependen, entonces, Villalba de Losa y la inmensa mayoría de dicho Valle, e incluso tierra de Vizcaya, como Orduña y alguna de la Alava actual (7).

EL MOTíN DE "LA REVOLUCIÓN DE LOS SIETE JEFES"

Cuando se van concluyendo los primeros y agobiantes trabajos tundacionales, malas nuevas le llegan a Garay desde Santa Fe Aquí se produce un acontecimiento que hace peligrar la estabilidad del plan estratégico forjado con tantos sacrificios El lº de junio de 1580 se produce un motín llamado por algunos "movimiento revolucionario" que da lugar "a las más extravagantes interpretaciones, incluso la de asignarle, como lo hiciera Angel S. Caballero Martín, un inconcebible sentido nacionalista" (8).

Este amotinamiento mal llamado "Revolución de los Siete Jefes" tiene un transfondo que se remonta a casi siete años atrás. cuando Juan de Garay y Gerónimo Luis de Cabrera se encuentran en proximidades de la actual Coronda, pretendiendo ambos la costa paranaense para las respectivas fundaciones.

La instigación del gobernador de Córdoba, Gonzalo de Abreu sucesor dc Cabrera y su cruel verdugo, es visible a través de la documentación aportada por Angel Caballero Martín y más modernamente por Jorge A. Serranbo Redonet (9).

De ella surge que:

"I. La totalidad de cabecillas intervinientes en la revuelta de 1580, en Santa Fe, son diez. Cuatro muertos en el acto de sofocación del tumulto: 1) Izázaro de Benialvo, 2) Pedro Gallego, 3) Domingo Romero y 4) Diego de Leyva. Uno más es ajusticiado inmediatamente: 5) Diego Ruiz. Dos resultan ajusticiados en Santiago del Estero: 6) Pedro Villalta y Rodrigo Mosquera. A cuatro más se le aplican otras penas: 7) Bartolomé de Figueredo, 8) Francisco Alvarez Gaytán, 9) Juan Correa y 10) Pedro Sánchez. Si se cuenta a Rodrigo Mosquera, que aqui está sin numerar por no encontrarse su nombre en la sentencia del 10 de agosto de 1580, su número se eleva a once.

Los nombres que se conocen hasta que Serrano Redonet publica la sentencia corresponden a los siete cabecillas muertos.

II. Las causas profundas que dan motivo a los revoltosos son sociales, basadas en el trato diferencial que seda a los hijos de la tierra por parte dc los españoles peninsulares. Este malestar resulta favorable a los designios de Abreu, quien se preocupa por dar impulso a las ideas de algunos vecinos que por considerarse expresión del grupo mayoritario no trepidan en dar por tierra a las autoridades que se interesan por mantener el orden.

III. La denominación de 'Revolución de los Siete Jefes' ya es conocida y aceptada por todos. Cambiarlo por 'Tumulto de los once Revoltosos' resultaría irrisorio. Para ello habría que llegar hasta alterar la nomenclatura urbana de nuestra ciudad.

Pero debe quedar claro que este motín ni fue revolucionario, ni tuvo siete jefes, ni tiene trascendencia alguna como para ocupar un sitio de privilegio en nuestro escudo municipal" (10)

Anoticiado Juan de Garay de los hechos sucedidos en Santa Fe resuelve regresar a esta Ciudad y hacerse cargo, personalmente, de todas las medidas que fresen necesarias. Cuando llega es recibido en triunfo. Ante la verdad que se presenta a sus ojos, procede con política. Dispone que no se continúe con la investigación y perdona a quienes no han sido, todavía, ajusticiados. Similares medidas toma, también, cuando otro motín tiene principio de ejecución en las fiestas de carnaval de febrero de 1581, en Asuncion.

LLEGA REFUERZO POBLACIONAL

Entre quienes están presente en el acto de la flindación de la ciudad de la Santísima Trinidad Puerto de Santa María de los Buenos Aires, se encuentra un Franciscano. Es Fray Juan de Rivadeneyra, en viaje a España en busca de nuevos sacerdotes para estas tierras americanas. El viaje lo realiza en la carabela "San Cristóbal de la Buenaventura". En este buque va, también, Alonso de Vera, "El Tupí" portando cartas de Garay al Rey, comunicándole la flindación de la nueva ciudad. Gran satisfacción produce, en la Corte esta noticia y Felipe II accede a permitir que Alonso de Vera pregone el reclutamiento de 30 familias para su traslado a Buenos Aires en Estepa, Andalucía, de donde son oriundo los Vera. Este retuerzo llega a destino en enero de 1583. Son reconocidos como "primeros pobladores", repartiéndoseles tierras e indios. Otra medida que toma Felipe II, en esta oportunidad, es la de dejar en el gobierno del Río de la Plata, a Juan de Garay por la eficiencia y capacidad ya demostrada.

El Río de la Plata tiene, así, un caudillo en el gobierno, cosa que no se ve desde la época de Irala, este es un lugar que Garay va forjando poco apoco.

LA CIUDAD DE LOS CÉSARES

Como todos los hombres, Garay tiene sus sueños. Uno de ellos es encontrar la ya famosa e inencontrable "Ciudad de los Césares" o los "Dominios del Rey Blanco".

En su búsqueda parte hacia el sur, en compañía de unos treinta hombres con caballos y vituallas. Durante tres meses, precisamente los calurosos de noviembre a enero, recorre parte de la pampa bonaerense. La carta al Rey donde describe su viaje, está llena de pasajes coloridos y descripciones mágicas (11). Llega hasta la actual Barranca de los Lobos, en Mar del Plata y no encontrando la Ciudad de los Césares emprenden el regreso. No saben que ellos son los primeros turistas arribados a la más veraniega de las ciudades argentinas, donde si bien no hay adoquines de oro, la plata cambia de manos en mesas adameradas.

NUEVOS VIAJES

De regreso a Buenos Aires, resuelve pasar a Santa Fe con un triple propósito: consolidar la paz de la Ciudad, interesar a algunos pobladores en una futura expedición a los Césares y asistir al casamiento de una de sus hijas: Gerónima de Contreras con Hernando Arias de Saavedra, Hernandarias, aquel joven que llegara a Buenos Aires encabezando la tropa de ganado de la expedición fundadora y que sirviera a las órdenes de Juan de Garay con total idoneidad para después dirigirse al Paraguay, por disposición de quien más tarde es su suegro, a participar en expediciones que deben reprimir a indios muy peligrosos.

Estando en Santa Fe, Garay no olvida a Buenos Aires y en marzo de 1582, el día 28, fecha un repartimiento de indios. Desde tiempo antes tiene dispuesto el relevamiento de los pueblos indios que habitan proximidades de la ciudad de la Santísima Trinidad y es aquí donde procede a repartirlos en tantas encomiendas como pobladores hay, poniendo en cabeza de cada uno aun cacique, cuyo nombre se consigna, con todos los indios a él sujetos con mención de la nación a que pertenecen (12).

A mediados de 1582 Garay se traslada a Asunción donde le esperan numerosas asuntos de gobierno. Es famoso uno de sus bandos pregonado en la plaza pública, el domingo 8 de julio. En él se critican las costumbres relajadas de que hacen ostentación, primordialmente, los jóvenes, y de las que quedan, normalmente, impunes. Garay autoriza a los vecinos, estantes y habitantes, a matar a todo aquél que encontrase en sus casas y corrales sin su previo consentimiento. Esta disposición indica el grado de osadía alcanzado y el peligro que corren las familias honradas.

Para fines de año regresa a Santa Fe. Comienza a preparar una nueva expedición hacia los confines más meridionales de su gobernación. La ciudad de los Césares le atrae y se le hace necesario, además, adentrarse en las tierras situadas al suroeste de la recientemente poblada Buenos Aires. Piensa encontrar allí el legendario mito y, además, completar el conocimiento de la costa atlántica, emprendida en la expedición anterior.

Se encuentra en estos trabajos cuando llega el gobernador de Chile Alonso de Sotomayor quien espera hacer por tierra lo que las aguas del sureño estrecho no le permiten: tomar posesión de su Gobernación.

LA MUERTE DE JUAN DE CARAY

Garay de inmediato se pone en actividad en procura de proveerlo de vituallas y reponerle las armas perdidas en diversos naufragios. Se traslada a Buenos Aires y pone a disposición de Sotomayor todos los elementos que está reuniendo para su próxima expedición.

Parte de la tropa sale de Buenos Aires por tierra, con rumbo al Carcarañá, desde donde, remontándolo, piensa aproximarse a Chile. Garay, Sotomayor y un reducido grupo de personas lo hacen poco después, embarcados en un bergantín. Al llegar al Carcarañá, Sotomayor y sus compañeros desembarcan y se unen al grupo que viene por tierra. Garay y los suyos continúan viaje. Al llegar a la altura de Coronda, en la noche del 23 de marzo, se acercan a la orilla para acampar. Están en el recodo que forma la laguna de Coronda (13).

No es fácil explicar la imprevisión de Garay al no disponer elementales medidas de seguridad en el improvisado campamento. Soldado veterano, curtido en las lides, comete un error que le cuesta la vida al propio Garay, a un franciscano, una mujer y trece hombres más, resultando, también, numerosos heridos. Pero lo más trágico es la pérdida de la figura de Garay, que con su rectitud y autoridad mantiene Con mano segura las poblaciones que, a partir de Asunción, proliferan en el Guairá y hacia el Plata. Con la muerte de Garay desaparece la última figura de la conquista rioplatense que logra coaligar las voluntades de españoles y mancebos de la tierra de las diversas ciudades.

CONCEPCIÓN DEL BERMEJO

Al enterarse Juan Torres de Vera y Aragón de la muerte de Garay, designa para sucederle en el mando a Juan Torres Navarrete. Durante el mandato de este Teniente Gobernador se resuelve continuar la serie de fundaciones emprendidas desde Asunción. Es que allí es cada vez más numeroso el levantisco elemento mestizo y sobrepasan en mucho al número de españoles avecindado en la ciudad. La situación es muy tensa y se hace necesario desagotar el exceso de población de mancebos de la tierra. La idea, ahora es hacer una fundación que permita un más fácil y fluido comercio con el Perú. La tarea se le encomienda a un acreditado capitán, conquistador relacionado con la familia de Juan Torres de Vera y Aragón. Es Alonso de Vera y Aragón, "Cara de Perro".

Alonso de Vera pregona la findación en Buenos Aires, Santa Fe y Asunción, logrando enrolar a la mayor parte de los conquistadores viejos de la primera de estas ciudades, a la que deja semidespoblada y empobrecida. En Santa Fe consigue se le una Hernando Arias de Saavedra y algunos soldados. En total reúne un fuerte contingente de 135 conquistadores mestizos y españoles, representando la más numerosa de las expediciones salidas de Asunción con misión fundadora.

Siguiendo el curso del Bermejo, el 14 de abril de 1585 queda fundada la ciudad de Concepción de Nuestra Señora. Es el resultado de muchos esfuerzos efectivizados en un camino desconocido, acechados por los indios que contínuamente les disputan el terreno, y agravado por una gran carga de impedimentos: caballos, yeguas, ganado vacuno, armas, municiones, pertrechos y demás cosas necesarias. Para Asunción la nueva ciudad significa lo mismo que Esteco para Tucumán. Es una avanzada que apunta directamente sobre el Chaco.

Hernandarias ya puede avecindarse: tiene más de 25 años y está casado. En tal carácter, al organizarse la autoridad capitular es designado Alcalde Ordinario de Primer Voto. Sus obligaciones no le impiden llevar adelante la actividad que más le gusta: recorrer la tierra y contactarse con los indios. A ello se dedica en tanto Torres de Vera dirige la construcción de casas y defensas. En una de sus tantas correrías descubre un nuevo camino que une Concepción del Bermejo con Asunción. Es por la otra banda del río y se ahorran muchas leguas de recorrido.

Poco tiempo permanece Hernandarias en Concepción En 1587, cuando Juan Torre de Vera y Aragón pasa por allí, resuelve acompañarle a Asunción.

JUAN TORRE DE VERA Y ARAGON, GOBERNADOR PROVISORIO

Juan Torre de Vera y Aragón, conocido vulgarmente como "el último adelantado del Río de la Plata" no tiene cargo más alto que el de Gobernador Provisorio del Río de la Plata, título otorgado por Cédula Real como resultado de sus reiterados reclamos en su calidad de esposo de Doña Juana de Zárate, hija del Adelantado Juan Ortiz de Zárate. Los malos informes remitidos por la Audiencia de Charcas y por el Virrey Toledo pesan en esta resolución. Para aclarar esta situación se hace necesario retrotraerse a años antes, cuando mediante la intervención de Garay se realiza ese casamiento que causa malestar por: a) Violarse las Leyes de Indias que prohibe el casamiento de un funcionario real, dentro de su jurisdicción (En este caso un Oidor de la Audiencia de Charcas), caso insólito y nunca o casi nunca repetido, y b) dejarse de lado al candidato patrocinado por el mismo Virrey del Perú, Francisco de Toledo.

Si bien Juan de Garay deja Charcas munido de suficiente documentación como para gobernar el Río de la Plata y continuar su tarea poblacional, Juan Torres de Vera y Aragón se ve impedido de dirigirse a España donde debe pedir la confirmación del título de Adelantado. Debe permanecer en Charcas donde alternativamente se desempeña como Oidor y toma medidas de gobierna para lo que considera su adelantazgo. Recién en l587 se le autoriza a dirigirse al Río de la Plata. Elige la vía Tucumán, Concepción, Asunción. En la segunda de las ciudades es donde se encuentra con su sobrino Alonso de Vera y Aragón y con Hernandarias, continuando el viaje en su compañía.

PROBLEMAS DE CONCEPCIÓN DEL BERMEJO

Desde su fundación Concepción del Bermejo se ve asolada por dos problemas: los indios que la rodean por todas partes y que son sumamente hostiles y los pleitos jurisdiccionales con la ciudad de Esteco.

Los vecinos de Esteco, ciudad fundada por conquistadores provenientes del Perú consideran que Concepción viola su jurisdicción y que el ingreso dc los asunceños constituye una grave injuria. Así lo hacen presente ante la Audiencia de Charcas y ante las otras instancias superiores, por las que llega al Consejo de Indias. Concepción está situada en un lugar óptimo y estratégico, por lo que al asunto se le da largas mediante Cédulas Reales nada definitorias. Pero es el problema indígeno el que le da fin, provocando su destrucción a 47 años de su fundación (14).

Para 1587 el panorama que presentan las ciudades del Plata es óptimo. Concepción fácilita y agiliza el comercio y contacto con Tucumán y Perú; Santa Fe y Buenos Aires permiten la salida al mar; Asunción parece haber conseguido sus objetivos poblacionales. Pero otros son los intereses de Juan Torres de Vera y Aragón, que obliga a una desviación de la visión original. El aspirante al Adelantazgo insiste en la salida directa al Océano, por vía terrestre, con lo que piensa se ganaría en tiempo de traslado y se podría entrar en contacto con los portugueses, contando con su colaboración (15>. Para esto considera convemente la fúndación de dos ciudades: la de Vera y la de San Francisco. La primera en la confluencia del Paraná y Paraguay. La otra en la costa atlántica, frente a Santa Catalina, en proximidades del lugar donde la línea de Tordesilla corta la actual costa sur de Brasil, primer punto de recalada americana para los buques provenientes de España y el último para los que retornan a ella, si se soslaya los puertos brasileros de jurisdicción portuguesa.

Este plan, revitalización de otro ya descartado, cual era el de llegar por tierra al Atlántico, desde Asunción. Tiene su comienzo desde el momento de la fundación de Asunción. Cuando, con posterioridad se establece San Francisco, su mantenimiento se convierte en un jalón del plan de dotar a las tierras interiores, de una salida fluvial plausible de mayor seguridades.

A principios de 1588, encontrándose Torre de Vera y Aragón en Asunción, centro de su gobierno, resuelve que en la Plaza Mayor se pregone el alarde fundacional. Pocos son los anotados.

Hay escasos partidarios de la nueva empresa. Juan Torres de Vera y Aragón como Alonso de Vera y Aragón son ampliamente conocedores del valor y autoridad de Hernandarias, por lo que procuran atraerlo a la empresa. Cuando lo consiguen, es grande la afluencia de veteranos y aguerridos mancebos y españoles, llegando a afirmarse que son 130 los hombres que participan en esta expedición.

Hernandarias es designado para dirigir la columna que debe ir por tierra, conduciendo tres mil cabezas de ganado vacuno y mil quinientos yeguarizos.

El primer grupo que parte es el de Hernandarias con las catorce hombres que le secundan "en el mayor trabajo que fue llevar todos los caballos y ganados mayores" (16). El trayecto de cien leguas rodeando lagunas y cañadas profundas, "con la mayor impedimenta conocido en la colonización paraguaya (la realizan) en dos meses y ocho días ..."(17). Todo un record para la época.

El grueso de la expedición marcha por agua, la forman 48 balsas, dos bergantines y un bajel que pertenece a Hernandarias. Transportan 150 hombres y 48 mujeres. Un tercer grupo, reducido contingente y liviano cargamento, parte en último término. Con ellos va Juan Torres de Vera y Aragón.

Reunidos los tres grupos expedicionanos en la costa izquierda del Paraná, donde confluye con el Paraguay, el 3 de abril queda fundada la "ciudad de Vera, en el sitio que llaman de las siete Corrientes, provincia del Paraná y el Tape" (18).

La situación es óptima. Defendida al norte y al oeste por el río. Una barranca, medianamente elevada, lo hace por el este. Dos arroyos completan el círculo acuodefensivo.

Las siete puntas que penetran como cabos de mar en el río y que dan nombre al sitio, facilita el atraque y desembarco de buques, formando cómodas ensenadas que sirven, también, para abrigo de las embarcaciones.

En cuanto al nombre de la Ciudad, el transcurso del tiempo produce cambios y aditamentos. La primera transformación es un aditamento, se lo consigna en el Acta Capitular de 1603, al datársela en San Juan de Vera. El segundo agregado es el del nombre del lugar geográfico asiento de la ciudad. San Juan de Vera de las Siete Corrientes. Así aparece en las Actas Capitulares de 1662. Poco a poco tan largo nombre va desapareciendo y, definitivamente el nombre queda convertido en "Corrientes" (19).

LOS PRIMEROS DíAS DE LA CIUDAD DE VERA

A tres días de fundada la Ciudad de Vera con la constitución de su primer cabildo, Alonso de Vera y Aragón "El Tupí", presenta el título de Capitán General y justicia Mayor de la Ciudad, del que lo ha investido Juan Torre de Vera y Aragón.

En pocos días más Torre de Vera se embarca para Santa Fe. Aquí nombra al Alférez Felipe de Cáceres Teniente Gobernador de la Ciudad. A Alonso de Vera "Cara de Perro", le designa en ese mismo cargo para Asunción, con jurisdicción en las ciudades del Paraguay y Concepción del Bermejo.

La situación de la Ciudad de Vera es muy precaria. En julio de 1588 Alonso de Vera llega al extremo de prohibir que Hernandarias se aleje de ella, por el temor de que muchos de los enrolados, siguiéndole, se vayan con él, dejando la ciudad debilitada.

La precaución no es inútil.

En noviembre un fuerte grupo indígena ataca la Ciudad, dando muerte a más de veinte españoles y mancebos. Hernandarias enviado a Asunción en busca de bastimento debe regresar apresuradamente para ponerse al frente de la defensa.

PERMANENTE AMENAZA ABORÍGEN

Llegado a la Ciudad, donde los ánimos están propicios para su abandono, comienza a preparar la defensa. En ocho días la dota de un fuerte, al que rodea de una palizada de madera de las islas, cuyo corte dirige personalmente (20).

Terminada la obra, sale a escarmentar a los agresores, obteniendo un éxito rotundo. Una llamada de Concepción del Bermejo, asediada por los naturales, le hace abandonar la Ciudad de Vera y correr en su ayuda. No acaba de colaborar con ella, cuando le llega noticia de que una coalición de varios pueblos indios se dirige contra Vera. Hacia allá va y una nueva derrota inflige a los aborígenes, a quienes encuentra en momento de su ataque a la Ciudad. Es tan oportuna su llegada que sin ella Vera hubiere sucumbido. El hecho es que con su actividad consigue tranquilizar a los vecinos, impedir el abandono de la ciudad y asegurar su supervivencia.

LA CUENCA PLATENSE

Con la fundación y afianzamiento de la Ciudad de Vera se completa el largo proceso de conquista y poblamiento de la cuenca platense. Con ella se anudan, definitivamente, las comunicaciones del antiguo pite no de Don Pedro de Mendoza con la que se convierte en "madre de ciudades": Asunción, mediante la coexistencia de das pueblos fluviales Santa Fe y Corrientes.



Notas

1) RUIZ DE GUIÑAZU, Enrique, Garay fundador de Buenos Aires, Buenos Aires, Sud Americana de billetes de Banco, 1915, p. 150.

2) Ibídem, p. 165.

3) Ibídem p. 177.

4) MADERO, Eduardo, Historia del puerto de Buenos Aires, Buenos Aires, La Nación. 1892. P. 206.

5) CERVERA, Manuel M.. Historia de la ciudad y Provincia de Santa Fe, 2º Ed., Santa Fe, U.N.L., 1979, t 2, p. 185.

6) SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, 3º Ed., Buenos Aires, Científica Argentina 1970, t 1, p. 216.

7) OLALLA MAZON, Ricardo, El burgalés Juan de Garay, fundador de Buenos Aires, Burgos, Caja de Ahorro Municipal, 1982, p. 140/141.

8) SIERRA, Vicente, Historia de la Argentina, 3º Ed., Buenos Aires, Científica y Técnica, 1970, t. 1, p. 391.

9) CABALLERO MARTIN, Angel S., Historia del primer movimiento separatista del Río de la Plata, Santa Fe, Castellví, 1939.

SERRANO REDONET. Jorge. El desamparo de Buenos Aires y otros temas de su época, en "Investigaciones y Ensayos" nº 30, p. 465/6.

10) LIVI, Hebe. La Revolución de los Siete Jefes, en "Revista de la Junta Provincial de Estudios históricos de Santa Fe", nº 55, p. 102.

11) CERVERA, M., ob. cit., t.3. p. 273.

12) RUIZ DE GUIÑAZU, E., ob, cit., p. 93.

13) MADERO, Eduardo, ob. cit p. 243/4.

14) TORRE REVELLO, José. Esteco y Concepción del Bermejo, dos ciudades desaparecidas, Buenos Aires, Peuser, 1943, p. 161/3.

15) En 1580 a la muerte del Rey Sebastián 1 de Portugal, Felipe II de España consigue anexarse esta Corona, en razón de ser hijo de la Infanta Isabel de Portugal. La unidad Ibérica se mantiene hasta 1640 en que Felipe IV la pierde en manos de Juan I.

16) MOLINA, Raúl. Hernandarias, el hijo de la tierra, Buenos Aires, Lancastemere, 1948, p. 83.

17) Ibídem.

18) MANTILLA, Manuel Florencio. Crónica Histórica de la Provincia de Corrientes, Buenos Aires, 1972, t. 1. p. 12/15.

19) Ibídem, p. 16.

20) MOLINA, Raúl, ob., cit., p. 87.



Bibliografía

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